lunes, 7 de noviembre de 2005

Corazón se alquila

A la distancia uno observa aquella era que se fue, contempla un momento todo lo vivido y al final de cuentas nota que el mundo avanza día a día sin detenerse a pensar en nadie. En este sinfín de situaciones enmarañadas, uno va construyendo, refaccionando, ampliando y manteniendo el corazón, en un afán de poder ofrecerlo desinteresadamente a aquellos que lo merezcan. Pero resulta que con el tiempo, el listón rojo punzó que lo adornaba, la alfombra de la entrada y las hojas secas arrastradas por el otoño tornan su fachada cada día mas improlija, afeándola y logrando que quienes querríamos que la vean perdidos en su grandeza, solo pasen a su lado sin mostrar el más mínimo interés.
Con el pasar del tiempo, al pasear por el bulevard de los sueños rotos podemos observar muchos corazones con sus carteles anunciando Dueño Alquila, algunos ya desteñidos y con sus teléfonos ilegibles, y a pesar de haber sido grandes mansiones hoy ruegan por un inquilino que solo mantenga ese corazón en marcha.
Quien dijo que todo está perdido, hoy vengo a ofrecer mi corazón, y a un muy buen precio, solo es cuestión de tocar la puerta, y por favor traten de evitar el timbre que suena muy lejos y generalmente no lo escucho. El mío es el del cartel reluciente, estoy haciéndole mantenimiento constante, por eso se ve así, además para que no decaiga he permitido siempre que mis amigo se alojaran en el, pero me gustaría algo mas estable, que asegure mis ingresos por su uso, y que haga valer la pena todo el mantenimiento que pudiera hacerle.
Si una mañana de otoño abrís los clasificados en busca de corazones, no te olvides de mi anuncio que te estoy esperando con mi alfombra nueva y mi listón rojo punzó

miércoles, abril 13, 2005

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