lunes, 7 de noviembre de 2005

Compañera se busca
Desde mi niñez, llegando a mi adolescencia  siempre encontré la razón mas irracional para justificar mi ausencia de compañera, a veces se suponía que todo llegaba con el tiempo, y maldito él que no se aceleraba para alcanzar ese glorioso momento, y a fin de convencerme de ello pensaba, bueno, pero el es mas grande, cuando yo tenga se edad, seré irresistible. También cargué responsabilidades sobre las circunstancias, dejando en claro que no podía enarbolar la espada del amor sobre aquellas personas que me habían abierto su corazón y me entregaban su cariño, pues ellas lo hacían con intenciones nobles, altruistas, desinteresadas  pero yo en cambio solo buscaba obtener resultados viles y egoístas  queriéndome aprovechar de su inocencia.
Estas excusas sirvieron de cortina para que yo pudiera mantenerme seguro dentro de mi hermética caja de zapatos, logrando que las personas abrazaran la burbuja, pero nunca dejando a nadie entrar a ella. Por supuesto que mi corazón lo entregué cada vez, pero siempre cambiando la tan necesaria fuerza estomacal por el a veces muy traicionero raciocinio encefálico.
Hoy, ha pasado el tiempo, y a pesar de ello uso medios electrónicos masivos para seguir escondiéndome detrás de mis miedos, tratando de verme capaz de mostrar esa fortaleza espiritual al enseñarle a un mundo desconocido todo lo que llevo en mi mochila, pero en realidad haciendo uso de ellos solo para mostrar las paredes de duro concreto que me protegen  y a pesar de ello encontrarme lejos de poder derribarlas.
Pero mis vacaciones se aproximan, en una semana voy a estar disfrutándolas, y no tengo a nadie para compartirlas, nadie que me acompañe, y estos son los momentos donde la soledad llama a tu caja, y despertando del largo letargo que proporciona nuestro amigo el temor, quiero bruscamente asomarme a las ventanas, mover mis oscuras cortinas, escalar algunos muros y gritarle al mundo que te necesito, que estoy aquí esperándote y que estoy en ensillando mi mula para salir a toda marcha a conquistar mis temores y tu corazón  Pero si me vez pasar de largo, cual malón hacia su presa, no te olvides de chiflar, que despertar es difícil y mi mula no tiene freno de mano.

sábado, marzo 19, 2005

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